Un día volviendo a casa en el tren, después de un día largo en la ciudad, se sube una señora con una bolsa ENORME de melones. Todos la mirábamos como diciendo: ¿en serio, señora?
El tren arrancó y, claro, los melones empezaron a rodar por todo el vagón. Ahí estábamos todos, corriendo atrás de los melones como si fuese un partido de fútbol. La señora se reía y pedía disculpas mientras intentábamos devolverle los melones fugitivos.
Cuando por fin los recuperó, uno de los pasajeros le dijo en broma: "Señora, la próxima mejor traiga sandías, que son más lentas."
¡Y así el vagón entero estalló de risa! Porque, al final, en Argentina hasta las cosas más simples nos arrancan una sonrisa. ¿A alguien más le pasó algo loco en el tren? 😄